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El talante por encima del talento

Fuente: Diario El Peruano

por Gonzalo Galdos.

Ser parte de la experiencia que entregan los deportes, donde un acierto o error pueden cambiar un resultado, es fascinante. Son esos momentos inciertos y complejos donde la alta competencia refleja lo que diversos equipos humanos viven en búsqueda de sus objetivos. Esta es una forma de analizar los factores críticos de desempeño y de la gestión de talento, identificando en qué competencias debemos enfocarnos como líderes para tomar las decisiones correctas.

Entonces, respondamos tres preguntas de la forma más objetiva posible: ¿sabemos cómo lograr el resultado?, ¿podemos realmente lograrlo?, ¿estamos comprometidos en lograrlo? Estas preguntas están asociadas al diagnóstico de si tenemos capital humano necesario para aspirar a los resultados ambiciosos. Se aplican a una organización deportiva o empresarial, entendiendo por capital humano ese activo que cada persona porta consigo misma, dondequiera que se desenvuelva.

Expertos plantean que el capital humano se compone de tres recursos: el Intelectual, constituido por el conocimiento, la habilidad, la capacidad y la experiencia acumulada; el Social, constituido por la credibilidad y consistencia de la persona en sus relaciones, accediendo a recursos de otros integrantes; y el Emocional, constituido por la consciencia de nuestra propia capacidad, la autoestima e integridad personal. Según los autores, en la búsqueda de resultados, las personas solo logran acciones efectivas si confían en sí mismas, y si tienen el coraje y la tenacidad para utilizar su conocimiento y las relaciones en la búsqueda del resultado.

Evaluar el capital humano requiere profundizar en sus dimensiones. Más aún en esta nueva realidad, donde debemos quedarnos con el capital emocional como gran diferenciador frente a las crisis e incertidumbre. Ideal sería que cada persona tenga equilibrio en las tres, pero lo cierto es que los exigentes resultados en la arena competitiva son, cada vez más, un logro de equipo. Por tanto, los responsables de la gestión ya sean líderes, gerentes o entrenadores, han optado por la búsqueda de un equilibrio colectivo.

Evitemos el error estratégico de sobreestimar la capacidad emocional para la acción sostenida y eficaz en momentos críticos. No nos enfoquemos en el resultado deseado, sino en trabajar duro para cerrar las brechas en personas y competencias. En cualquier área, el factor crítico no pasa por el conocimiento y la habilidad, sino en el reto de promover un buen clima emocional y relaciones integradoras. En la gerencia y en la alta competencia, el aprendizaje requiere tomar el riesgo de actuar y equivocarse, pero con plena conciencia de nuestras virtudes y limitaciones.