¿Qué es la «rejubilación»?
Para Byron y Gustafson, rejubilarse significa enfocar la jubilación o el siguiente paso en la vida como una oportunidad de adquirir una mentalidad totalmente nueva. Puede que sus periodos como ejecutivos hayan terminado, pero su trabajo está lejos de acabar. Para ellos y para muchos otros, la reconversión significa centrarse en devolver, asesorar y poner en práctica lo que te apasiona.
«Cuando la gente se jubila, reacciona de forma diferente», dice Byron. «Algunos lo hacen sin querer, otros voluntariamente. Algunos llegan corriendo, otros caminando despacio».
Pero sea cual sea el caso, todo el mundo puede beneficiarse del proceso de «rejubilación». He aquí cómo empezar.
1. Respira hondo
Al jubilarse, uno de los mayores cambios es el ritmo de vida. Atrás quedan las largas jornadas laborales, las reuniones constantes y los plazos inminentes, pero el vacío deja a muchos jubilados desequilibrados.
Para Gustafson, era crucial asimilar ese cambio y reflexionar antes de lanzarse a una nueva aventura. «Para crecer y progresar, hay que dejar espacio, lo que significa desprenderse de algo», afirma. Ese «algo» puede ser una adicción al trabajo, o tal vez una persistente necesidad de tener el control del negocio que seguramente dejaste en buenas manos.
Aprecia la paz y la tranquilidad; te lo has ganado. Después, prueba algo nuevo que sea sólo para ti. Byron, por ejemplo, se tomó un año para explorar aficiones a las que nunca antes había tenido oportunidad, como la carpintería, arreglar coches y la fotografía de naturaleza. Para él era importante tomarse ese tiempo para sí mismo, lejos de la presión de empezar inmediatamente con lo siguiente.
«No quieres que tu jubilación se convierta en tu nuevo trabajo», dice Byron. «Tienes que ser intencionado en tu proceso y probar cosas diferentes».
Una vez que te hayas hecho ese hueco y te hayas asentado en una nueva mentalidad centrada, es hora de llevar tu «rejubilación» al siguiente paso.
2. Volver a priorizar
Parte de la «rejubilación» consiste en cambiar las prioridades. Es el momento de preguntarse qué quieres -y qué necesitas- de tu jubilación.
«Todo el mundo piensa que la jubilación es puramente financiera, y no es así», dice Byron. «Es muchas cosas».
Separa tus necesidades posteriores a la carrera profesional en cuatro cubos: financieras, mentales, físicas y espirituales (en el sentido de sentirte realizado con la forma en que pasas tus días).
¿Te importa seguir ganando dinero o te conformarías con un trabajo voluntario? ¿Qué te estimularía mentalmente y mantendría tu mente despierta? ¿Sabes qué te da energía y hace que tu cuerpo se sienta bien? ¿Cómo puedes pasar los años posteriores a tu carrera profesional de una manera que satisfaga tu sentido del propósito?
Para Gustafson, la gran pregunta era: «¿Cómo abandono mis viejos hábitos? ¿Cómo suelto los procesos mentales, físicos y emocionales que he estado haciendo durante los últimos 30 o 40 años?».
Esas preguntas llevaron tanto a Gustafson como a Byron al coaching ejecutivo. Se trataba de un nuevo tipo de liderazgo centrado en el servicio y las necesidades de los afiliados, que exigía un cambio de mentalidad.
«El cambio está en nuestros hábitos», dice Gustafson. «Ya no estás ‘al mando’. El nuevo papel consiste en escuchar y hacer las preguntas adecuadas para que los demás aprendan».
Cuando vuelves a establecer prioridades, puedes descubrir qué es lo que te da más sentido. Y una vez que tienes ese propósito, es crucial ser intencional al respecto.
3. Mirar hacia delante
La gente suele ver la jubilación como un final, pero la «rejubilación» debería entusiasmarle tanto por su futuro como por el de los demás. Muchos jubilados aún tienen mucho que dar y pueden dedicar esos años a dejar huella.
«Conozco a varias personas mayores jubiladas que piensan que el mundo se va a la mierda, y no es así», dice Byron. «Simplemente está cambiando». Al trabajar con la próxima generación de ejecutivos, Bryon recuerda constantemente que el futuro está lleno de gente brillante e inspiradora. La oportunidad de asesorar a directores generales y propietarios más jóvenes es un honor en ese sentido.
Para Gustafson, una de las claves de la «rejubilación» es la flexibilidad y la apertura a nuevas ideas. Las personas polifacéticas están mejor preparadas para un futuro en el que la dirección de su empresa ya no es el centro de atención y, como resultado, tienen más éxito en nuevas empresas.
«Que uno esté jubilado no significa que no deba crecer», afirma Gustafson. Según él y Byron, el crecimiento es uno de los mayores beneficios tanto de la «rejubilación» como del coaching ejecutivo.
4. Dar (y recibir) a cambio
Al adoptar una mentalidad centrada en la contribución, el servicio y la tutoría, Byron y Gustafson devuelven tanto como dan.
«Me encanta devolver. Me encanta ver cómo se les enciende la bombilla a mis miembros», dice Byron. «Es lo que me motiva». Por cada consejo que da a su grupo de asesores, Bryon aprende algo de ellos, conocimientos que desearía haber tenido cuando estaba en su lugar.
Esa relación mutuamente beneficiosa hace que tanto Byron como Gustafson se sientan realizados. Al transmitir las enseñanzas de toda una carrera, están introduciendo un cambio real en la vida de sus miembros, tanto profesional como personal. Un cambio que también afecta positivamente a las familias y empleados de sus afiliados.
Este estimulante trabajo les da energía, les supone un reto y les sitúa en una comunidad de líderes prometedores y de coaches «rejubilados». Para los antiguos ejecutivos que aún tienen ganas de perseguir la próxima victoria, es una de las mejores formas de rentabilizar la inversión de décadas de carrera.
«Tienes mucho que ofrecer», dice Gustafson. «¿Por qué retenerlo sólo contigo? Sal y ayuda a los demás: ayúdales a conseguir lo que tú tienes».
En opinión de Gustafson y Byron, tanto si tu camino te lleva al coaching ejecutivo como si no, esa mentalidad altruista es el objetivo último de la «rejubilación».